Definición
Podríamos tener una discusión sobre el amor.
Yo te diría que amo la curiosa manera
en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen,
exploradores que renuevan
el más antiguo acto del conocimiento.
Diría que amo tu piel y que mi piel te ama,
que amo la escondida torre
que de repente se alza desafiante
y tiembla dentro de mí
buscando la mujer que anida
en lo más profundo de mi interior de hembra.
Diría también que amo tus ojos
que son limpios y que también me penetran
con vaho de ternura o de preguntas.
Diría que amo tu voz
sobre todo cuando decís poemas,
pero también cuando sonás serio,
tan preocupado por entender
este mundo tan ancho y tan ajeno.
Diría que amo encontrarte
y sentir dentro de mí
una mariposa presa
aleteándome en el estómago
y muchas ganas de reírme
de la pura alegría de que existía y estás,
de saber que te gustan las nubes
y el aire frío de los bosques de Matagalpa.
Podríamos discutir si es serio
esto que te digo.
Si es una quemadura leve, de segundo,
tercer o primer grado.
Si hay o no que ponerle nombre a las cosas.
Yo sólo una simple frase afirmo
Te amo
Gioconda Belli
(nicaraguense)
Recibimos y agradecemos aportes, críticas, y todo lo que contribuya a construir y fortalecer los vínculos...
...por supuesto siempre estará incompleto y pronto para los cambios.
"Todo está listo: el agua, el sol y el barro
pero si falta usted no habrá milagro "
martes, 17 de mayo de 2011
lunes, 9 de mayo de 2011
SABIDURÍA Y MADUREZ
Durante la era glacial, muchos animales morían por causa del frío.
Los puercoespines, percibiendo esta situación, acordaron vivir en grupos, y asi se daban abrigo y se protegían mutuamente. Pero las espinas de cada uno herían a los vecinos más próximos, justamente a aquellos que le brindaban calor. Y, por eso, se separaron unos de otros. Nuevamente volvieron a sentir frío y tuvieron que tomar una decisión: o desaparecían de la faz de la tierra, o aceptaban las espinas de sus vecinos.
Con sabiduría, decidieron volver y vivir juntos. Aprendieron así a vivir con las pequeñas heridas que una relación muy cercana les podía ocasionar, porque lo que realmente era importante era el calor del otro. Fue así como sobrevivieron.
La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas; es aquella donde cada uno acepta los defectos del otro y consigue perdón por los suyos propios.
La madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver las discrepancias sin violencia o destrucción. Es tener paciencia. Es la voluntad de posponer el abrazo inmediato, en favor de un beneficio de largo plazo. Es ser perseverante. Es la habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación, a pesar de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes. Es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni abatimiento. Es ser humilde. Es ser suficientemente grande para decir "me equivoqué".
Y cuando se está en lo correcto, la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir "te lo dije". Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla.
Los inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no hacer nada.
Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar la crisis.
Los inmaduros son maestros de la excusa. Son los confusos, indecisos y desorganizados. Sus vidas son una confusión de promesas rotas, negocios sin terminar y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.
Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar.
Si alguien te bloquea la puerta, no gastes energía intentando abrirla.
Recuerda la sabiduría del agua: "el agua nunca discute con sus obstáculos, los rodea".
Cuando algo o alguien te ofenda o te frustre, sé agua y que la persona que te ofendió sea como un obstáculo: rodéalo sin discutir.
Los puercoespines, percibiendo esta situación, acordaron vivir en grupos, y asi se daban abrigo y se protegían mutuamente. Pero las espinas de cada uno herían a los vecinos más próximos, justamente a aquellos que le brindaban calor. Y, por eso, se separaron unos de otros. Nuevamente volvieron a sentir frío y tuvieron que tomar una decisión: o desaparecían de la faz de la tierra, o aceptaban las espinas de sus vecinos.
Con sabiduría, decidieron volver y vivir juntos. Aprendieron así a vivir con las pequeñas heridas que una relación muy cercana les podía ocasionar, porque lo que realmente era importante era el calor del otro. Fue así como sobrevivieron.
La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas; es aquella donde cada uno acepta los defectos del otro y consigue perdón por los suyos propios.
La madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver las discrepancias sin violencia o destrucción. Es tener paciencia. Es la voluntad de posponer el abrazo inmediato, en favor de un beneficio de largo plazo. Es ser perseverante. Es la habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación, a pesar de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes. Es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni abatimiento. Es ser humilde. Es ser suficientemente grande para decir "me equivoqué".
Y cuando se está en lo correcto, la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir "te lo dije". Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla.
Los inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no hacer nada.
Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar la crisis.
Los inmaduros son maestros de la excusa. Son los confusos, indecisos y desorganizados. Sus vidas son una confusión de promesas rotas, negocios sin terminar y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.
Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar.
Si alguien te bloquea la puerta, no gastes energía intentando abrirla.
Recuerda la sabiduría del agua: "el agua nunca discute con sus obstáculos, los rodea".
Cuando algo o alguien te ofenda o te frustre, sé agua y que la persona que te ofendió sea como un obstáculo: rodéalo sin discutir.
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