Lo único cierto es este momento.
Tengo un teclado y Sabina.
Soy lo que tengo pero más lo que soy.
Digo lo que escribo y me veo allí.
Empezando de nuevo, aprendiendo otra vez, porque ahora no es antes.
Despierto y silencio, invento el día.
La mañana me lleva entre madre y mantel, entre sábanas, cuerdas, almacén y veredas.
En la tarde voy llevando las horas con estrategias de sobrevivencia: leo, es decir estudio.
Me veo oyendo una clase en el mp4.
El ómnibus me lleva por un camino a las preguntas.
Vuelvo casi con alguna respuesta...y más dudas.
Hay tazas en la mesa, o un mate, la radio.. y esperando... la noche.
La sopa me envuelve en su aroma de zapallo.
Un día como cualquiera .
Construyo mi vida como cada día antes y ahora.
Me espera la cama y un espacio que es mío.
Solamente me extiendo , ya no busco ni espero.
Sin embargo estoy allí y dos almohadas me dicen:
No hay fronteras entre la soledad y los sueños.
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