quién te iba a decir que aquel padre contador de cuentos a la vuelta del trabajo, iba a estar ahora de país en país, de corazón en corazón, personificando otras...
dando inspiración para escritores y escritoras de altillo...
Desde aquel cuento del " Gallino Pelado" que me hacías todos los días y que como Penélope se tejía y destejía cada noche, allá en Capurro...
o en las noches de campamento en Santa Teresa, cuando tropezabas con las sombras y nos reíamos..
Eso..papá... siempre nos reíamos
Ninguno de tus cuentos se vestía de melancolía, ibas del pasado al presente sin amarras y veías más allá del futuro
Y siempre, siempre, ponías una nota de afecto y simpatía en cada persona que se acercaba a tu vida.
Por eso estás hoy cumpliendo años...
Y veo tu alegría y tus jóvenes 93 en esta foto...
la última vez que fuiste al estadio, el pasado año..
Por eso cabe celebrarlo y seguir abrazándote todos los días
Decirte gracias y darte un beso..otro y otro más...
Goles, sacados de la galera
En esta era del fútbol profesional, mucho se ha hablado del director técnico, ese personaje tan importante por su gravitación en el ordenamiento y rendimiento de sus equipos.
Hubo y hay muchos de ellos, famosos, aquí y en muchas partes del mundo, lo que sería muy largo de enumerar, pero voy a hacer referencia, a uno muy singular de unas cuantas décadas atrás.
Como jugador, había sido figura en el Dublín, (de casaca roja), de la época amateur, y luego brillante árbitro, que le mereció el honor de ser designado para el mundial de 1930 y seguir actuando hasta los años 40en que decide actuar en el cargo de entrenador, y así lo hace el “Pollo” Aníbal Tejada, tal su nombre y apodo que lo hizo famoso en toda América.
Y su debut, es nada menos, que en Peñarol, allá por 1944, en que logra sacarlo campeón, cortando la racha de Nacional de cinco campeonatos al hilo.
Pero lo que motiva aún más, el hecho de su actuación, es esta anécdota que pinta por sí sola, la inteligencia y chispa que supo aplicar en un período en que los delanteros no hacían goles, porque exageraban los “dribblings”, y no tiraban al arco, lo que en la jerga futbolística se conoce con el nombre de “comilones”.
Bueno, a esto, le encontró la solución, pues se encaró con los “forwards” y les dijo: desde el próximo partido, al que haga un gol de afuera del área, le regalo un “rancho de paja”.
y enseguida dio sus frutos, porque aparecieron los goles y la gente se decía: mirá aquel , qué tiro que tiene..y aquel otro, etc., etc. y pensar que no tiraba nunca!.
Así fue, que después de varias semanas, viendo que la cosa iba en aumento, los llamó y les dijo: paren muchachos, que me van a “fundir”…!!
Era otra época, no cabe duda, pero el procedimiento habría que aplicarlo también ahora, dada la escasez de goles en los partidos más importantes…
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